POEMA "A ALFREDO DI STEFANO. PINTURA "VIENTO DE BANDERAS"
A ALFREDO DI STÉFANO
En su 83 cumpleaños
En Barracas tuvo padre su residencia porteña y a dos cuadras,
abuelo me llevara una tarde que aún recuerdo,
para que su nieto entrenar viera a futbolistas de primera.
En el arco puse la mirada y el augurio escuché en la grada, aún
silba aquel tren el paso de “La Máquina”, galopante delantera.
Quiso el balón que fuera el primer destino,
lejos de mi frontera y sin papeles, en tierra de cumbia
donde todo valía el doble y para jugar tenía que ser
como el hambre: hábil y rápido cual saeta de baile.
Por aquel entonces, sabía hablar de frente y del verrés,
ya era feliz, casa y familia mantenía, el tango
era un palo verde y en un quiebro driblaba
a cualquier fulano que camino del área se pusiera.
Tuvo que ser en la madre patria donde otro quilombo viviera
entre merengues y culés, por mis derechos y mis pies,
se armó tal revuelo que a punto estuve de volver sin parné,
ni frente marchita. Pero desde niño, un poco a escondidas
leía poesía: cuando mis ojos pasean por el “Martín Fierro”
algo fuerte en el pecho latía y más fácil alcanzaba portería.
Nunca pensé del balón ser profesional, y sin embargo hoy,
con bastón de mando presido el club donde jugué y un libro
dediqué a mi madre y a la pelota también: ¡gracias vieja!
Del Poemario “LA MÁQUINA DEL TIEMPO”
de Carlos Fernández del Ganso
Traducción: Esther Núñez Roma
TO ALFREDO DI STÉFANO
In his 83 Birthday
In Barracas, father had his porteña residence and two blocks away,
grandpa would take me an afternoon that I still remember,
for his grandson to see training top footballers.
In the arch I put may gaze and I heard the omen in the stands, still,
that train whistles the passage of "The Machine", galloping forward.
The ball wanted it was the first destination,
far from my border and without papers, in the land of cumbia
where everything cost double and to play I had to be
like hunger: skilful and fast as a dancing saeta.
At that time, I knew how to speak face to face and verrés,
I was already happy, home and family supported, tango
was a green stick and in a swerve it dribbled
to any guy who walked in the way of the area.
It had to be in the mother country where another quilombo lived
between merengues and culés, for my rights and my feet,
there was such a commotion that I was about to return without parné,
nor withered forehead. But since I was a child, a little secretly
I read poetry: when my eyes stroll through the "Martín Fierro"
something strong in the chest was beating and it was easier to reach the goal.
I never thought being professional of the ball, and yet today,
with a baton I preside over the club where I played and a book
I dedicated my mother and to the ball too: thank you mom!
From de Poemary "THE TIME MACHINE"
by Carlos Fernández del Ganso
Translation: Esther Núñez Roma